-En un momento hablas del supuesto secuestro que sufrió tu madre. ¿Eso pasó de verdad?
“Sí, eso pasó de verdad, y de verdad los momentos de más susto que pasé fue cuando alguien me dijo que creían que estaba investigando para tratar de averiguar quién había estado involucrado en el secuestro de mi madre. Eso sí me dio susto”.
-¿Sientes que “El material humano” es el libro en el que más te expones?
“Yo tenía una especie de regla: yo no podía desnudar más a otros si yo no me iba a desnudar al mismo punto. Y claro, había una especie de ejercicio de honestidad o striptease, no sé”.
-Hay algo del Borges metaliterario en esta novela. ¿Como te relacionas con eso?
“Creo que Borges es enorme. Como él decía de otros, en un momento para mí fue toda la literatura. Y esa especie de sencillez que busca al final es con la que yo más me siento cercano. Siento que la cosa metaliteraria implica una especie de sociedad o un entorno muy distintos del que puede haber aquí, en país analfabeto. Eso se le puede dar muy bien a alguien de París, Barcelona o Buenos Aires, pero aquí sería impostado”.
Ni Asturias ni Donoso
-¿Cuál fue tu labor en la nueva edición de los “Cuentos reunidos”, de Bowles?
“Es una selección que yo escogí, con un prólogo mío. Y es más amplia, quizás el doble que la anterior. También hay unas traducciones nuevas que yo hice. Algunas las retraduje yo, otras pedí que las retradujeran los otros traductores”.
-¿Qué otros autores leíste gracias a Bowles, aparte de Borges y Bioy Casares?
“Graham Greene, Patricia Highsmith, Chandler; toda la literatura policiaca de la que Borges no gustaba porque la consideraba demasiado violenta, demasiado americana. También Flannery O’Connor. Además, Paul se mantenía al día porque los autores le enviaban sus libros: Easton Ellis, McLerny. También Cormac McCarthy. Ahí leí Meridiano de sangre “.
-¿Has tenido problemas por tener una mirada crítica con respecto a Miguel Ángel Asturias?
“Mira, yo creo que es un autor que tiene cosas muy buenas, pero que acá se ha tomado como modelo, y es equivocado porque es un tipo de escritor muy particular que como modelo es nefasto, porque es como un callejón sin salida, de cierta manera. Hay muchos escritores o críticos aquí que dicen que yo no soy un escritor guatemalteco, y viene de eso, de que no me reconozco como un heredero de Asturias”.
- Acá Bolaño también fue muy crítico con la figura de José Donoso.
“Es algo natural que estos escritores se vuelven emblemáticos para alguna generación, pero no creo. Asturias, y también Donoso, tienen una parcela muy importante que nadie les discute, pero no creo que deban ser tomados como representantes de la literatura nacional. Desde luego no es culpa de los autores, sino que es algo vinculado a la crítica, la academia o el público”.
-¿Cómo fue tu relación de lector con el Boom latinoamericano?
“Mira, los autores del Boom corresponden a una literatura que no llegaba como Boom acá, sino que era sólo lo que había. Y en realidad, ninguno me convirtió o despertó el germen literario”.
-¿Qué te pareció el Nobel a Vargas Llosa?
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