14.500 y 11.000 años en el suroeste de China, compartiendo espacio y tiempo con nuestra propia especie. Son la ‘gente ciervo rojo’ (red-deer, en inglés), de la que hasta ahora no se tenía noticia y cuyos fósiles, aún rodeados de muchos misterios, han sido presentados en la publicación científica PLoS ONE.
Los restos, según explican sus descubridores, son fragmentos del esqueleto de cuatro individuos diferentes y fueron encontrados en dos yacimientos distintos: en Longlin (provincia de Guangzi) y en Maludong (provincia de Yunna), ambos en la misma zona del sur del país.
Hasta ahora, nada similar se había encontrado en Asia, recuerdan los investigadores chinos y australianos que, bajo la dirección de Darren Curnoe (de la Universidad de Nueva Gales del Sur). Los humanos más parecidos a éstos son, como publican en su artículo, los que se han encontrado en Nigeria o Sudáfrica, pero de una antigüedad mucho mayor, más de 100.000 años.
¿Qué hacían entonces en China estos humanos ‘ciervo rojo’ (nombre que deben a la Cueva en la que se hallaron y a la cantidad de restos de este animal que se encontraron)? “Existe dos opciones: la primera, que sean un linaje evolutivo nuevo, quizás diferente de los ‘Homo sapiens’; y la segunda que sean los representantes de una muy temprana, y desconocida hasta ahora, salida de África de los humanos modernos, una población que pudo no contribuir genéticamente a la gente que vive hoy”, explica Curnoe a ELMUNDO.es.
Nueva salida de África
Si la segunda hipótesis fuera acertada, significaría, según el investigador australiano, que había una gran diversidad de poblaciones humanas en África antes de su dispersión por Eurasia, hace unos 80.000 años. “Este grupo pudo interactuar de una forma muy limitada, sin dejar huella”, añade.
De momento, los investigadores, aunque lo han intentado, no han podido extraer ADN de los huesos para poder probar sus parentescos. Hasta que no lo consigan, y siguen en ello, reconocen que no podrán saber si estos humanos tuvieron alguna relación con los denosivanos, una especie encontrada en Siberia de la que sólo se tiene el ADN, o con otras especies.
Poco se sabe de cómo era el comportamiento de estos arcaicos ‘sapiens’ asiáticos. Se sabe que vivieron al final de la Edad de Hielo ysobrevivieron al Último Máximo Glaciar, uno de los periodos climáticos más fríos, hace entre 15.000 y 11.000 años, un periodo de transición del Pleistoceno al Holoceno, con cambios en el clima que propiciaron en las comunidades.
“Fue entonces cuando desapareció la mega-fauna de muchos lugares, incluso los ciervos rojos gigantes que explotaban estos humanos de la Red Deer Cave. Sabemos que les gustaba el sabor del venado, porque hay evidencias de que lo cocinaban”, comenta Curnoe.
Al mismo tiempo, los ‘Homo sapiens’ modernos empezaban ya a fabricar las primeras cerámicas para almacenar alimentos y a cultivar arroz salvaje, los primeros pasos hacia la agricultura y la ganadería que inició el Neolítico. Por ahora, no se sabe si ambos grupos llegaron a interactuar o a competir por los recursos.
Restos en cajas
Los fósiles de la cueva de Longlin fueron descubiertos por vez primera en 1979 por el geólogo de una compañía petrolífera. Encontró parte de una mandíbula y fragmentos de costillas. Los restos del esqueleto estaba incrustado en una roca de la que no se pudo sacar, por lo que se guardó en unas cajas en la ciudad de Kunming.
Allí han estado 30 años, hasta que en 2009 el arqueólogo chino Ji Xueping, cofirmante del hallazgo, los encontró y se los enseñó a Curnoe y decidieron reconstruir el esqueleto. Entre los huesos encontraron trozos de carbón que les permitió saber, por radiocarbono, que tenía 11.500 años. “Que fuera tan reciente fue una gran sorpresa”, reconoce el australiano.
En la cueva de Maludong, que era una cantera, los primeros fósiles se encontraron en 1989, pero los arqueólogos locales no fueron descritos con detalle y también acabaron olvidados, durante dos décadas, en un cajón. Hasta que en 2008, Curnoe y su equipo iniciaron en el lugar una nueva campaña de excavación en Maludong y encontraron nuevos fósiles.
Estos restos, según las dataciones, tenían 14.500 años y tras compararlos con los de Longlin encontraron que tenían muchas características en común. “Cráneos y dientes son muy similares y muestran una extraña fusión de rasgos anatómicos arcaicos y modernos, así como algunas características no vistas previamente”, apuntan los paleontólogos en el artículo.
China se abre al mundo
José María Bermúdez de Castro, director del Centro Nacional de Investigación en Evolución Humana (CENIEH) apunta que hasta ahora las poblaciones asiáticas del Pleistoceno han estado al margen de la Paleontología oficial, pero que ahora China y otros países del entorno comienzan a abrirse al mundo.
Recuerda que la clasificación de fósiles encontrados en este país y en el sudeste asiático han sido objeto de una clasificación controvertida, algo que atribuye a “su lejanía de la fuente madre”. “El aislamiento en islas o regiones aisladas no preserva únicametne caracteres ancestrales de la población madre original, sino que, debido a cuellos de botella, sólo conservan parte de la variabilidad genética de esa especie original”, apunta.
En su opinión, “las hipótesis alternativas que proponen los autores están muy bien pensadas y dan testimonio de su prudencia al escribir sus conclusiones”.
La interpretación de Jordi Agustí, paleontólogo del ICREA, es que se trata de restos de ‘Homo sapiens’ modernos, pero algo más primitivos que nosotros, que “pueden corresponderse con la salida de África que hace unos 60.000 años llegó a Australia y pudieron dejar poblaciones por el camino”. “Lo que significa, en el fondo, es que la expansión del ‘Homo sapiens’ fue muy compleja. Puede que los que llegaran a algunas zonas del planeta no fueran los mismos que los que llegaron a otras”, señala el investigador.
Antonio Rosas, investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, destaca que este hallazgo pone de manifiesto “la diversidad que tuvo la especie humana moderna en sus orígenes, que luego se ha perdido”. Para este investigador, los ‘sapiens’ chinos son “el equivalente a los cromañones europeos”, grupos poblacionales que demuestran que no hubo diferentes especies conviviendo (o compartiendo) el territorio.
Parece un problema determinar si fueron o no especies diferentes ciertos homínidos, o si su dimorfismo sólo respondió a variantes sin más dentro de la misma especie.
ResponderEliminarAsia sigue siendo un misterio.